Sueño y más dolor.

El cuarto de aquel lugar parecía estar iluminado con alguna luz blanquecina, proveniente de las ventanas que había cerca de la cama. De a poco fui despegando mis ojos, en cada abrir y cerrar veía un rostro ya conocido. Era el amor de mi vida, la persona quién yo amé siempre, desde que la conocí. Entonces, enloquecido, agrande mis ojos y vi justo a tiempo lo que quería ver, su sonrisa despertándome. Tan pronto yo vi su cuerpo acostado junto al mío sentí como mi corazón latía aceleradamente, sin parar. Me iría a desmayar en cualquier momento pero era eso lo que yo quería sentir. Mis pensamientos condujeron a que, por alguna razón, la luz que alumbraba el dormitorio, se oscureciera un poco, para mostrarme mejor su rostro. No pude contenerme, estabas ahi y yo pegado a ti. Te agarré y te besé. Cuando separe de una vez mis labios de los tuyos, te pedí mil perdones por haber sido un pendejo inútil que se dejo llevar por sus emociones y no por la razón. "Te extrañe mi amor", "sabía que vendrías algún día" le dije y comprendió enseguida mis palabras de suplicia. "Nunca amé tanto a nadie como a vos" y luego agarré fuertemente su cabeza y lo estampe contra mi cara sin dejar distancia alguna entre ambos. Mi respiración era acelerada. Estaba radiante de felicidad. Creo que eso era lo único que quería yo. Pero todo fue mezclándose, los colores ya no tenían efecto en el sueño, es ahí cuando comprendí que todo era ilusión y deseo. Esta vez me levante y abrí los ojos, estaba mi hermano gritando para despertarme, como todos los domingos, y que bajara a tomar la leche. Me fue imposible no llorar al saber que todo había sido un basto recuerdo viviente.